martes, 27 de mayo de 2014

ensayo de sartre




                                                                 
Ensayo
El existencialismo es un humanismo de Sartre

Para hablar del presente ensayo que nos plantea Sartre por parte de su gran obra La Náusea, hablaremos un poco de los antecedentes de esta doctrina filosofica de gran trascendencia en estos ultimos tiempos.

El existencialismo tiene sus antecedentes en el siglo XIX en el pensamiento de Søren Kierkegaard y Friedrich Nietzsche. También, aunque menos directamente, en el pesimismo de Arthur Schopenhauer, así como en las novelas de FiódorDostoyevski. En el siglo XX, entre los filósofos más representativos del existencialismo se encuentran Martin Heidegger, Karl Jaspers, Jean-Paul Sartre, Miguel de Unamuno , Simone de Beauvoir y Albert Camus.
El existencialismo es el nombre que se usa para designar a una corriente filosófica o de pensamiento considerada desde el positivismo como de "corte irracionalista" que tuvo su origen en el siglo XIX y se prolongó más o menos hasta la segunda mitad del siglo XX, aunque el existencialismo en sí atraviesa a toda la historia de la humanidad (por ejemplo en la sumeria Epopeya de Gilgamesh se encuentran planteos llenos de angustia, esperanza, duelo, melancolía, anhelos de eternidad que luego reiterará siempre el existencialismo) ya que sus temas son los capitales de cada ser humano y de todo el conjunto de la humanidad. No se trata de una escuela homogénea ni sistematizada, y sus seguidores se caracterizan principalmente por su reacción contra la filosofía tradicional. Estos filósofos se centraron en el análisis de la condición de la existencia humana, la libertad y la responsabilidad individual, las emociones, así como el significado de la vida.


INTRODUCCIÓN


Lo primero que plantea Sartre en su obra es el concepto de existencialismo definido como una doctrina que hace posible la vida humana y que declara que toda verdad y acción implica un medio y una subjetividad humana de la cual solo nosotros somos responsables.
La mayoría de la gente, según dice este autor, utiliza la palabra existencialismo sin saber realmente lo que significa; tiene tantos significados y se usa para describir tantas cosas que realmente acaba por no significar nada. Parece ser que el existencialismo se está convirtiendo en una realidad para nuestra juventud en estos tiempos.
Posteriormente platea la existencia de dos escuelas existencialistas: la católica y la atea a la que él pertenece. Estas dos escuelas tienen en común la idea de que la existencia precede a la esencia. Esto quiere decir que el hombre empieza por existir y que si no es explicable es porque empieza por no ser nada, es decir, conforme va creciendo y adquiriendo conocimientos se va convirtiendo en ese algo que se  está formando el mismo. Por eso el autor dice que el hombre es el único que no solo es tal como él se concibe, sino como él se quiere.
A saber: el existencialismo ateo saca las teorías necesarias para afirmar la inexistencia de Dios para con ello hacer contradicciones y ser este filósofo un existencialista ateo a muerte. Considera que afirmar la existencia de Dios es afirmar que Él es un ser en el cual la existencia precede a la esencia, y que en la consecuencia, si se afirmaba que Dios no existía, debe haber otro ser en el cual la existencia precede a la esencia, y este otro ser es el hombre, la realidad humana. De allí que afirma este autor  el hombre surge en el mundo y sólo después se define por sus actos. Así, el hombre no es otra cosa que lo que él hace por medio de sus actos, y éste es el primer principio que Sartre nos explica en esta obra del existencialismo es un humanismo, del cual se deducen todas sus demás posiciones.
El hombre es proyecto: lo primero que establece es, que el hombre es un proyecto que vive subjetivamente, y que el hombre será, en consecuencia, lo que él mismo haya proyectado ser por ello él menciona que el hombre está condenado a ser libre. En este sentido, el primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia y no depender de las necesidades de los demás.
De acuerdo al segundo significado, para los existencialistas, cada hombre se elige, pero al elegirse, elige también a todos los hombres, ya que al crear con nuestros actos al hombre que somos, subjetivamente creamos también una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser.
Así, al elegir ser esto o aquello estamos afirmando el valor de lo que elegimos, pues siempre que elegimos, elegimos el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo también para todos o para los otros. Por eso la responsabilidad va mucho más allá de nuestra pura individualidad, porque compromete a la humanidad entera y nos compromete a ser individualistas y humanistas.
El hombre es angustia: Debido a que el hombre no puede escapar al sentimiento de esta total y profunda responsabilidad, el único modo de hacerlo es por lo que Sartre llama mala fe que consiste en la actitud de enmascarar la angustia separándose de la responsabilidad de su acción, su elección, en relación con el resto de la humanidad, ya sea atribuyéndole esa responsabilidad a un ente superior en sí es una actitud cristiana o declarando que de su modo de actuar no tiene por qué seguirse el modo de actuar del resto de la humanidad. Básicamente dice que el hombre, cada vez que actúa y que elige, se está decidiendo que ese acto es bueno y que, por lo tanto, toda la humanidad debe adecuarse a él y no a la actitud que tenemos los cristianos.
Ciertamente, esta responsabilidad que el hombre siente le produce angustia, pero no es una angustia que lleve a no realizar ninguna acción o a estar inmóvil, sino, por el contrario, es la condición misma de toda acción en la que realizamos.
El hombre en el desamparo: dice Sartre que la responsabilidad y la angustia llevan al hombre al desamparo y al abandono. Esto es, si Dios no existe, con Él desaparece toda posibilidad de encontrar valores prioritarios. No hay un bien que sea para siempre y perfecto al cual nos sujetemos en nuestra acción porque no hay una inteligencia infinita y perfecta que lo piense. En consecuencia, el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse. Esto muestra que no hay excusas que valgan para salirse de la responsabilidad y de la angustia. Y si bien, el existencialismo no cree en el poder de la pasión, si afirma que el hombre es entero y totalmente libre y es un humanista de corazón.
El hombre es libertad: En esta instancia muestra el autor que no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que hagan legítima nuestra conducta. El hombre está condenado a ser libre porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace. Y como este «hacer» implica un «hacerse» (porque no está predefinido por una naturaleza) está condenado a cada instante a inventar al hombre. Con lo mencionado, destaco dos cuestiones: primero el hombre no puede buscar en sí mismo lo fundamentos de su acción, en sus instintos, en sus sentimientos, porque éstos se manifiestan en los actos mismos, por lo tanto su conocimiento es posterior a la acción, de modo que difícilmente puede construirse en su fundamento; y segundo no habría ninguna moral general que pueda establecer qué es lo que hay que hacer.
Otro elemento que se une a la angustia y al desamparo es la desesperación, pero no en el sentido que le dan los cristianos, sino en el sentido de que nos debemos limitar a contar con lo que depende de nuestra voluntad, los posibles en la medida en que están insertos en nuestra acción, pero no podemos obrar con esperanza cuando se entiende ésta como la confianza en posibles que escapan a nosotros, por ejemplo, no podemos confiar en la bondad humana, porque ello supone una naturaleza humana que no existe. Es decir, nos limitaremos a contar con lo que depende de nuestra voluntad o con el conjunto de probabilidades que hacen posible nuestra acción y nada más.
En definitiva, el único elemento que hace legítima nuestra manera de actuar es el compromiso con la misma acción, asumiendo la angustia, la responsabilidad y el desamparo, lo cual no es necesaria para la esperanza. Pero el no tener esperanza no lleva a estar estático, sino todo lo contrario, porque sólo hay realidad en la acción, el hombre no es nada más que su proyecto o el conjunto de sus actos, todo lo que está fuera de su acción no es real.
Esto transforma al existencialismo en la doctrina más optimista del hombre, puesto que pone su destino en el hombre mismo, no en la adecuación a una moral extrínseca a él, existe solo una moral de acción y de compromiso. Esto significa que dicha ciencia le brinda al hombre la posibilidad de escoger lo que quiera, no como el cristianismo que pone el destino de los hombres en manos de un ser superior dejando al hombre sin libertades, cosa que jamás se le podrá quitar.
La subjetividad: Sin duda el punto de partida del existencialismo es la subjetividad humana. El «pienso luego existo» de Descartes es la verdad absoluta de la conciencia captándose a sí misma, fuera de esto, todos los objetos de conocimiento son sólo probables, y para definir lo probable, para hacerlo verdad, hay que partir de una verdad absoluta, que se alcanza en el captarse a sí mismo sin intermediarios, con ello el hombre no puede ser considerado como objeto, y en esto se encuentra en  la raíz de la dignidad humana y en sí en unos seres humanistas.
¿Por qué humana y no de cada individuo? Porque la subjetividad del cogito no es una subjetividad individual, ya que en el cogito no solo se descubre uno a sí mismo, sino a sí mismo frente a otro, de modo que el otro es tan cierto para nosotros como nosotros mismos. El descubrimiento de mi libertad me hace descubrir inmediatamente la existencia de una libertad colocada frente a mí, que es tan necesaria como la mía propia. Así, lo que se ha mencionado como subjetividad es más bien una intersubjetividad, en el cual cada uno decide lo que es y lo que son los otros.
La condición humana: Si es imposible encontrar una esencia universal que constituya la naturaleza humana, existe, sin embargo, universalidad humana de condición. Por condición debe entenderse el conjunto de límites prioritarios que bosquejan su situación fundamental en el universo, ya que para nadie varía la necesidad de estar en el mundo, de estar en el trabajo, de estar en medio de los otros y de ser mortal. Estos límites tienen una faz objetiva porque se encuentran en todo y son en todo reconocible y una faz subjetiva porque son vividos y no son nada si el hombre no los vive, es decir, si no se determina libremente en su existencia por relación a ello y a la actividad de la acción.
En consecuencia, todo proyecto, por más individual que sea, tiene un valor universal, en el sentido de que todo proyecto es comprensible para todo hombre. Esta universalidad del hombre no es una universalidad dada, ajena a él, sino que es una universalidad constantemente construida por su acción libre, por lo tanto, esta universalidad no niega la relatividad subjetiva de cada individuo y de la situación que le corresponde vivir.
La moral: La subjetividad de la que se menciona no implica una absoluta gratitud en la acción, ni el poder hacer lo que uno quiera, ya que el actuar absolutamente libre no es provechoso a actuar por capricho, ya que actúa de acuerdo a una situación en la que está comprometido por su acción, y en la que compromete con su elección a la humanidad entera, construyendo su moral como se construye una obra de arte, en la cual haya una absoluta libertad pero no capricho. Pues si bien no hay valores prioritarios anteriores a la acción, se descubren valores posteriores en el resultado de la acción y su coherencia con la voluntad de creación, o sea en el que cree en la existencia de Dios.
Por lo tanto, si bien no se puede juzgar el proyecto de otro de acuerdo a una moral objetiva, se le puede juzgar en cuanto a que al elegirse puede fundar su elección en la verdad o el error, y de este modo se puede decir que un hombre es de mala fe cuando funda su elección en el error en si es la excusa en sus determinaciones y acciones. Pero este es un juego lógico, no moral. La mala fe es una mentira, porque esconde la total libertad del compromiso según como lo afirma Sartre.
El único juicio moral posible es el que se deduce de la afirmación de que la libertad no puede tener otro fin que quererse a sí misma o a sí mismo, es una condición lógica al desamparo al que nos referimos, puesto que no hay nada  más allá del hombre, y el hombre se hace en la libertad, su fin debe ser la búsqueda de la libertad y la relación con el hombre y así tener una moral y un humanismo activo.
Al querer la libertad nos damos cuenta de que depende enteramente de la libertad de otros, y que la libertad de otros depende de la nuestra, por lo tanto, al tomar como fin nuestra propia libertad, necesariamente debemos tomar como fin también la libertad de los otros.
El reconocimiento de esto, de que en el hombre no está precedida la existencia por la esencia ni el humanismo con la relación, y de que no puede menos que querer la voluntad propia y de otros, se denomina a esto realidad total, y con ella por la voluntad de la libertad ya mencionada, se puede formular juicios sobre los que tratan de ocultar toda su libertad.
De este modo, se podría llamar cobardes a los que intentan ocultar toda su libertad y cobardes a los que tratan de mostrar que su existencia es necesaria. Así, esta moral de la autenticidad, si bien en su contenido es variable, tiene cierta forma universal y una actitud positiva para el hombre.
El contenido es siempre concreto, y por lo tanto imprevisible, pues en él siempre hay invención. Lo único que tiene importancia es saber si esa invención se hace en nombre de la libertad, pero en el plano de lo concreto, se puede elegir cualquier cosa claro si es en el plano del libre compromiso.
En cuanto a los valores existencialistas, dice Sastre… si se ha suprimido a Dios es necesario que alguien invente los valores, lo que significa que la vida no tiene un sentido prioritario, le corresponde a cada uno darle un sentido, y el valor no es otra cosa que el sentido que se elija y que se inventa.
Finalmente expone su visión de lo que es el humanismo que lo interpreta como una teoría que toma como fin un valor superior. El existencialismo, sin embargo, no tomará jamás al hombre como fin porque está siempre por realizarse.
El sentido en que el existencialismo es humanista está en que entiende que el hombre está continuamente fuera de sí mismo… proyectándose, actuando siempre en la existencia del hombre, por lo cual está en un constante desbordamiento de sí mismo, trascendiendo, pero esta trascendencia es en el mismo universo humano, porque no hay otro. El estar presente constantemente en el universo humano es lo que, en definitiva, es el humanismo existencialista.












BIBLIOGRAFÍA


.Ensayo del existencialismo es un humanismo de Jean Paul Sartre.
https://es.wikipedia.org/wiki/Existencialismo
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9 comentarios:

  1. Esta es una base fundamental para el trabajo que esta haciendo el compañero ya que con este ensayo lo sustenta al próximo que esta haciendo.

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  2. Buen trabajo me ayudo despejar dudas que tenia acerca del existencialismo .

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  3. esta entrada es muy interesante porque con ello se puede despejar dudas del existencialismo y hacer diferencias entre la literatura antigua y actual y sus aporte.

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  4. El existencialismos es una corriente filosófica que influye mucho en el campo literario

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Buen aporte ya que nos ayuda a conocer de manera profunda como influyo el existencialismo en el campo literario .

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  7. Esta corriente de pensamiento causó un gran impacto debido a que en el contexto en el que estaban . Surge como una proposición contestataria al pacato pensamiento civil, conminando al individuo a percatarse de que era dueño de su propio destino

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  8. Es interesante realizar este tipo de referencias contrastivas. Saludos !!

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  9. Es recomendable trabajar en el tìtulo. Saludos

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