sábado, 19 de julio de 2014

Biografía de Los Autores de estos ensayos


 
 
 
Biografía de Jean-Paul Sartre.
Jean-Paul Charles Aymard Sartre Nace en París, el 21 de junio de 1905 y muere el 15 de abril de 1980, es conocido comúnmente como Jean-Paul Sartre, fue un filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y literario francés, exponente del existencialismo y del marxismo humanista. Fue el décimo escritor francés seleccionado como Premio Nobel de Literatura, en 1964, pero lo rechazó explicando en una carta a la Academia Sueca que él tenía por regla declinar todo reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones. Fue pareja de la también filósofa Simone de Beauvoir.
En 1943 publicó El Ser y la Nada, su obra filosófica más conocida, versión personal de la filosofía existencialista de Heidegger. El ser humano existe como cosa (en sí), pero también como conciencia (para sí), que sabe de la existencia de las cosas sin ser ella misma un en sí como esas cosas, sino su negación (la Nada). La conciencia sitúa al hombre ante la posibilidad de elegir lo que será; ésta es la condición de la libertad humana. Eligiendo su acción, el hombre se elige a sí mismo, pero no elige su existencia, que le viene ya dada y es requisito de su elección; de aquí la famosa máxima existencialista: «la existencia precede a la esencia».  (Biografía,(sf).http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/sartre.htm)
 


 


José de la Cuadra
(Guayaquil, 1903-1941) Escritor ecuatoriano cuyos cuentos figuran entre los más importantes de la narrativa de su país. Formó parte del Grupo de Guayaquil o Grupo de los Cinco, acaso el más significativo movimiento del siglo XX para la evolución de la prosa en Ecuador.

Sus ideas socialistas lo inclinaron hacia una literatura de fondo social, de realismo dramático, en estilo cuidado y musicalmente vigoroso. En la narración breve se encuentran sus mejores logros, uno de ellos Banda del pueblo, incluido en su colección Horno (1932). Otros libros suyos de cuentos son Repisas (1931), El amor que dormía y Guasinton: historia de un lagarto montuvio (1938). En El amor que dormía (1930) reúne cuentos publicados ya anteriormente: el que da título al libro (1926), Madrecita falsa (1923), La vuelta de la locura e Incomprensión (1926) y El maestro de escuela (1929).
Como sus compañeros, De la Cuadra mantuvo siempre un compromiso abierto con la sociedad. Militante de la cultura popular, sus relatos intentan de diversas maneras acercarse a la "naturaleza" misma del hombre común (Guásinton, 1938). Esta búsqueda pasaría por la redacción de la novela Los Sangurimas, en 1934. La obra presenta la historia de una familia campesina costeña que vive bajo su propia lógica patriarcal de comunidad cerrada, dominada por relaciones incestuosas en medio de un clima asfixiante de violencia, que genera un lugar inestable en términos de modernidad, justicia y civilización.
El relato, bajo la forma de una saga familiar que combina la experiencia de lo mágico y de lo mítico, avanza hacia la destrucción de la comunidad montuvia en un clima determinado por la locura del principal mandamás de la comarca. Este relato, según el crítico francés Jacques Gilard, probaría que el universo mítico de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, y lo que posteriormente se denominaría realismo mágico, tenía antecedentes ilustres en la tradición narrativa latinoamericana.

La crítica coincide en reconocerlo, además, como el intérprete del campesino de la costa, tema que inspiró su ensayo El montuvio ecuatoriano (1937). La temprana muerte de este gran narrador ecuatoriano cortó la carrera del que pudo llegar a ser una de las primeras figuras literarias de Hispanoamérica. (Biografía(sf).http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cuadra_jose.htm)


Demetrio Aguilera Malta


Nace y muere en, (Guayaquil, 1909 - México, 1981) Demetrio Aguilera pasó su infancia en San Ignacio, una isla del Golfo de Guayaquil; se presume que allí descubrió al "cholo", personaje recurrente de su escritura.

Tenía 21 años cuando, junto con J. Gallegos Lara y E. Gil Gilbert, publicó el volumen de relatos Los que se van (1930), considerado el primer texto moderno de la literatura de Ecuador. Desde muy joven militó en el partido comunista y ejerció como corresponsal periodístico; en calidad de tal presenció los conflictos del canal de Panamá y la Guerra Civil Española (1936-1939), en la que apoyó abiertamente al bando republicano. Viajero infatigable, residió en México desde 1958.

El conjunto de su producción literaria se sitúa en la línea de protesta social iniciada por Jorge Icaza. Su obra narrativa ofrece una mezcla de criollismo (La isla virgen, 1942) y de denuncia del colonialismo (Canal Zone. Los yanquis en Panamá, 1935). Con posterioridad, se orientó hacia la novela histórica (Un nuevo mar para el rey, 1964) y hacia el realismo maravilloso (Réquiem para el diablo, 1978). Destacó también como reportero (¡Madrid! Reportaje novelado de una retaguardia heroica, 1937) y como autor dramático; sus piezas para la escena quedaron recogidas en Teatro completo (1970).

La que es quizá su más importante novela, Don Goyo (1933), narra la vida, muerte y sucesiva mitificación del trabajador escindido entre la tradición y la modernidad. Esta narración plantea no sólo el conflicto del hombre y la naturaleza; ilustra también los que se derivan del enfrentamiento del hombre con las exigencia de la sociedad, en consonancia con los parámetros ideológicos del grupo de Guayaquil, que había fundado con J. Gallegos Lara y E. Gil Gilbert. Novela de formación, en ella se vislumbran temas contemporáneos que cuestionan principios de desarrollo, tradición y nacionalidad. Su mayor logro consiste quizás en su reivindicación de los imaginarios mestizos, que le han valido ser considerado el más claro antecedente del realismo mágico latinoamericano. (Biografía(sf).http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/aguilera_malta.htm)



viernes, 4 de julio de 2014

El existencialismo filosófico de Sartre frente al Realismo social Y Mágico de ecuador



El Realismo Social y Mágico de José De La Cuadra y Aguilera Malta Frente al Existencialismo De Sartre

     En este presente ensayo se hará una comparación, y similitudes si se hallan o no en el pensamiento filosófico, literario  de Demetrio Aguilera Malta y José de la Cuadra, frente al existencialismo que plantea Jean Paul Sartre  en el  ensayo que esta en este mismo blog, ya subido anteriormente.
     Hay algo en común entre estos dos autores ecuatorianos frente a este filósofo francés, y es que sus obras se publicaron casi en los mismos años, la diferencia son poquísimas, 1 a 2 años y la cual coinciden en algo y es que estos escritores son iniciadores del realismo mágico en Ecuador y también de América, aunque no sean reconocidos como tales, sino como precursores del realismo social, por parte de Demetrio Aguilera Malta con su obra (Don Goyo) Y José De La Cuadra, con (Los Sangurimas)  y de la parte filosófica El existencialismo, Humanismo de Jean Paul Sartre  en su obra (La Náusea).
     Hay que entender, que el realismo mágico es una corriente literaria surgida propiamente en américa surgido como evolución del realismo social y una perspectiva contra el modernismo, esta surge como consecuencia de un periodo de inestabilidad política en el ecuador y es representada por la denuncia del realismo, que  implica una recuperación de los mitos y un intento por asegurar una auténtica cultura nacional, procediendo de la existencia, crean personajes que son protesta del campo y siempre se encuentran en situaciones desventajosas. Son montubios, cholos e indios. Se hace una gran descripción de los ambientes. La concentración de la acción del relato se da en un único elemento. Los diálogos son casuales e impersonales.
 . 
     El Existencialismo que plantea Sartre,  va mucho más allá acerca de la causa del hombre por el hombre. Mientras estos dos autores ecuatorianos usan, al realismo mágico  y al criollismo como una liberación para esta clase subordinada  o como es la existencia del indio, el cholo, del montubio, del pastuso, ellos tratan de representar la existencia de esta clase, en base a su literatura ecuatoriana, que es costumbrista, basado un poco, a la escuela católica existencialista de Miguel de Unamuno, que a la que plantea Sartre.
Otra característica que los diferencian a estos ecuatorianos del francés es que, Sartre plantea que “El hombre es proyecto” (Sartre, El existencialismo es un humanismo , 2007)” este menciona que el hombre es un proyecto porque, depende de él lo que haya proyectado ser a futuro. En estos dos autores mencionamos esto, al momento en que la clase subordinada busca una nueva perspectiva por medio de los cuentos, mitos y leyendas, que mencionan en su obra, pero aquí no se da esto ya que en ese entonces esta clase subordinada no tenía derechos, ni tampoco leyes que protejan la existencia de estas clases ya que eran excluidas de las demás clases altas e incluso las medias en el ecuador.
     El hombre es angustia (Sartre, El existencialismo es un humanismo , 2007), Sartre menciona a este punto como una forma de responsabilidad del hombre para no cometer errores en la sociedad. Este es  otro punto fundamental en las obras de estos dos colegas, ya que por medio de la angustia el hombre viene a cometer errores, falsedades, mentiras, venganzas que son fundamentales en la narrativa de ellos, para poder interpretar a sus personajes en sus obras. Pero este punto en los personajes da otra perspectiva ya que por el miedo y el temor por sus patrones o sus políticos, estas clases están muy dependientes de ellos y es allí en donde la angustia se vuelve una rutina, en la vida de ellos.  
     Tiene gran importancia la  influencia  de estas corrientes literarias y filosóficas  en la sociedad ecuatoriana y latinoamericana, porque es una realidad que palpamos diariamente, la venganza, es un factor notable en la existencia del ser,  como reflejamos en los cuentos de “El cholo que se vengó” de aguilera malta y “La Tigra” de José De La Cuadra, son unas lecturas agradables  porque refleja la realidad de nuestra sociedad y nos sentimos identificados con la realidad de los personajes que muchas veces encontramos en nuestro país. La pobreza es una realidad que nosotros la vivimos de lejos, que muchas veces por tener todo y ser llamativos ante los demás sentimos en la obligación de ir haciendo cosas malas que repercuten en nuestras vidas, el humanismo es una buena forma de interpretar al existencialismo, ya que de esta forma podemos  interpretar de mejor manera los pensamientos de estos dos ecuatorianos.
     Finalmente podemos concluir que mientras en nuestros países latinos no exista igualdad entre las personas, que nos permita llevar una vida digna con un trabajo que nos den un salario justo que nos brinde la posibilidad de educar y mantener nuestra familias, estas obras de realismo social y mágico nunca perderán vigencia, aun cuando cambie la sociedad estas obras no se perderían por el mensaje que nos dejan.






martes, 27 de mayo de 2014

ensayo de sartre




                                                                 
Ensayo
El existencialismo es un humanismo de Sartre

Para hablar del presente ensayo que nos plantea Sartre por parte de su gran obra La Náusea, hablaremos un poco de los antecedentes de esta doctrina filosofica de gran trascendencia en estos ultimos tiempos.

El existencialismo tiene sus antecedentes en el siglo XIX en el pensamiento de Søren Kierkegaard y Friedrich Nietzsche. También, aunque menos directamente, en el pesimismo de Arthur Schopenhauer, así como en las novelas de FiódorDostoyevski. En el siglo XX, entre los filósofos más representativos del existencialismo se encuentran Martin Heidegger, Karl Jaspers, Jean-Paul Sartre, Miguel de Unamuno , Simone de Beauvoir y Albert Camus.
El existencialismo es el nombre que se usa para designar a una corriente filosófica o de pensamiento considerada desde el positivismo como de "corte irracionalista" que tuvo su origen en el siglo XIX y se prolongó más o menos hasta la segunda mitad del siglo XX, aunque el existencialismo en sí atraviesa a toda la historia de la humanidad (por ejemplo en la sumeria Epopeya de Gilgamesh se encuentran planteos llenos de angustia, esperanza, duelo, melancolía, anhelos de eternidad que luego reiterará siempre el existencialismo) ya que sus temas son los capitales de cada ser humano y de todo el conjunto de la humanidad. No se trata de una escuela homogénea ni sistematizada, y sus seguidores se caracterizan principalmente por su reacción contra la filosofía tradicional. Estos filósofos se centraron en el análisis de la condición de la existencia humana, la libertad y la responsabilidad individual, las emociones, así como el significado de la vida.


INTRODUCCIÓN


Lo primero que plantea Sartre en su obra es el concepto de existencialismo definido como una doctrina que hace posible la vida humana y que declara que toda verdad y acción implica un medio y una subjetividad humana de la cual solo nosotros somos responsables.
La mayoría de la gente, según dice este autor, utiliza la palabra existencialismo sin saber realmente lo que significa; tiene tantos significados y se usa para describir tantas cosas que realmente acaba por no significar nada. Parece ser que el existencialismo se está convirtiendo en una realidad para nuestra juventud en estos tiempos.
Posteriormente platea la existencia de dos escuelas existencialistas: la católica y la atea a la que él pertenece. Estas dos escuelas tienen en común la idea de que la existencia precede a la esencia. Esto quiere decir que el hombre empieza por existir y que si no es explicable es porque empieza por no ser nada, es decir, conforme va creciendo y adquiriendo conocimientos se va convirtiendo en ese algo que se  está formando el mismo. Por eso el autor dice que el hombre es el único que no solo es tal como él se concibe, sino como él se quiere.
A saber: el existencialismo ateo saca las teorías necesarias para afirmar la inexistencia de Dios para con ello hacer contradicciones y ser este filósofo un existencialista ateo a muerte. Considera que afirmar la existencia de Dios es afirmar que Él es un ser en el cual la existencia precede a la esencia, y que en la consecuencia, si se afirmaba que Dios no existía, debe haber otro ser en el cual la existencia precede a la esencia, y este otro ser es el hombre, la realidad humana. De allí que afirma este autor  el hombre surge en el mundo y sólo después se define por sus actos. Así, el hombre no es otra cosa que lo que él hace por medio de sus actos, y éste es el primer principio que Sartre nos explica en esta obra del existencialismo es un humanismo, del cual se deducen todas sus demás posiciones.
El hombre es proyecto: lo primero que establece es, que el hombre es un proyecto que vive subjetivamente, y que el hombre será, en consecuencia, lo que él mismo haya proyectado ser por ello él menciona que el hombre está condenado a ser libre. En este sentido, el primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia y no depender de las necesidades de los demás.
De acuerdo al segundo significado, para los existencialistas, cada hombre se elige, pero al elegirse, elige también a todos los hombres, ya que al crear con nuestros actos al hombre que somos, subjetivamente creamos también una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser.
Así, al elegir ser esto o aquello estamos afirmando el valor de lo que elegimos, pues siempre que elegimos, elegimos el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo también para todos o para los otros. Por eso la responsabilidad va mucho más allá de nuestra pura individualidad, porque compromete a la humanidad entera y nos compromete a ser individualistas y humanistas.
El hombre es angustia: Debido a que el hombre no puede escapar al sentimiento de esta total y profunda responsabilidad, el único modo de hacerlo es por lo que Sartre llama mala fe que consiste en la actitud de enmascarar la angustia separándose de la responsabilidad de su acción, su elección, en relación con el resto de la humanidad, ya sea atribuyéndole esa responsabilidad a un ente superior en sí es una actitud cristiana o declarando que de su modo de actuar no tiene por qué seguirse el modo de actuar del resto de la humanidad. Básicamente dice que el hombre, cada vez que actúa y que elige, se está decidiendo que ese acto es bueno y que, por lo tanto, toda la humanidad debe adecuarse a él y no a la actitud que tenemos los cristianos.
Ciertamente, esta responsabilidad que el hombre siente le produce angustia, pero no es una angustia que lleve a no realizar ninguna acción o a estar inmóvil, sino, por el contrario, es la condición misma de toda acción en la que realizamos.
El hombre en el desamparo: dice Sartre que la responsabilidad y la angustia llevan al hombre al desamparo y al abandono. Esto es, si Dios no existe, con Él desaparece toda posibilidad de encontrar valores prioritarios. No hay un bien que sea para siempre y perfecto al cual nos sujetemos en nuestra acción porque no hay una inteligencia infinita y perfecta que lo piense. En consecuencia, el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse. Esto muestra que no hay excusas que valgan para salirse de la responsabilidad y de la angustia. Y si bien, el existencialismo no cree en el poder de la pasión, si afirma que el hombre es entero y totalmente libre y es un humanista de corazón.
El hombre es libertad: En esta instancia muestra el autor que no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que hagan legítima nuestra conducta. El hombre está condenado a ser libre porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace. Y como este «hacer» implica un «hacerse» (porque no está predefinido por una naturaleza) está condenado a cada instante a inventar al hombre. Con lo mencionado, destaco dos cuestiones: primero el hombre no puede buscar en sí mismo lo fundamentos de su acción, en sus instintos, en sus sentimientos, porque éstos se manifiestan en los actos mismos, por lo tanto su conocimiento es posterior a la acción, de modo que difícilmente puede construirse en su fundamento; y segundo no habría ninguna moral general que pueda establecer qué es lo que hay que hacer.
Otro elemento que se une a la angustia y al desamparo es la desesperación, pero no en el sentido que le dan los cristianos, sino en el sentido de que nos debemos limitar a contar con lo que depende de nuestra voluntad, los posibles en la medida en que están insertos en nuestra acción, pero no podemos obrar con esperanza cuando se entiende ésta como la confianza en posibles que escapan a nosotros, por ejemplo, no podemos confiar en la bondad humana, porque ello supone una naturaleza humana que no existe. Es decir, nos limitaremos a contar con lo que depende de nuestra voluntad o con el conjunto de probabilidades que hacen posible nuestra acción y nada más.
En definitiva, el único elemento que hace legítima nuestra manera de actuar es el compromiso con la misma acción, asumiendo la angustia, la responsabilidad y el desamparo, lo cual no es necesaria para la esperanza. Pero el no tener esperanza no lleva a estar estático, sino todo lo contrario, porque sólo hay realidad en la acción, el hombre no es nada más que su proyecto o el conjunto de sus actos, todo lo que está fuera de su acción no es real.
Esto transforma al existencialismo en la doctrina más optimista del hombre, puesto que pone su destino en el hombre mismo, no en la adecuación a una moral extrínseca a él, existe solo una moral de acción y de compromiso. Esto significa que dicha ciencia le brinda al hombre la posibilidad de escoger lo que quiera, no como el cristianismo que pone el destino de los hombres en manos de un ser superior dejando al hombre sin libertades, cosa que jamás se le podrá quitar.
La subjetividad: Sin duda el punto de partida del existencialismo es la subjetividad humana. El «pienso luego existo» de Descartes es la verdad absoluta de la conciencia captándose a sí misma, fuera de esto, todos los objetos de conocimiento son sólo probables, y para definir lo probable, para hacerlo verdad, hay que partir de una verdad absoluta, que se alcanza en el captarse a sí mismo sin intermediarios, con ello el hombre no puede ser considerado como objeto, y en esto se encuentra en  la raíz de la dignidad humana y en sí en unos seres humanistas.
¿Por qué humana y no de cada individuo? Porque la subjetividad del cogito no es una subjetividad individual, ya que en el cogito no solo se descubre uno a sí mismo, sino a sí mismo frente a otro, de modo que el otro es tan cierto para nosotros como nosotros mismos. El descubrimiento de mi libertad me hace descubrir inmediatamente la existencia de una libertad colocada frente a mí, que es tan necesaria como la mía propia. Así, lo que se ha mencionado como subjetividad es más bien una intersubjetividad, en el cual cada uno decide lo que es y lo que son los otros.
La condición humana: Si es imposible encontrar una esencia universal que constituya la naturaleza humana, existe, sin embargo, universalidad humana de condición. Por condición debe entenderse el conjunto de límites prioritarios que bosquejan su situación fundamental en el universo, ya que para nadie varía la necesidad de estar en el mundo, de estar en el trabajo, de estar en medio de los otros y de ser mortal. Estos límites tienen una faz objetiva porque se encuentran en todo y son en todo reconocible y una faz subjetiva porque son vividos y no son nada si el hombre no los vive, es decir, si no se determina libremente en su existencia por relación a ello y a la actividad de la acción.
En consecuencia, todo proyecto, por más individual que sea, tiene un valor universal, en el sentido de que todo proyecto es comprensible para todo hombre. Esta universalidad del hombre no es una universalidad dada, ajena a él, sino que es una universalidad constantemente construida por su acción libre, por lo tanto, esta universalidad no niega la relatividad subjetiva de cada individuo y de la situación que le corresponde vivir.
La moral: La subjetividad de la que se menciona no implica una absoluta gratitud en la acción, ni el poder hacer lo que uno quiera, ya que el actuar absolutamente libre no es provechoso a actuar por capricho, ya que actúa de acuerdo a una situación en la que está comprometido por su acción, y en la que compromete con su elección a la humanidad entera, construyendo su moral como se construye una obra de arte, en la cual haya una absoluta libertad pero no capricho. Pues si bien no hay valores prioritarios anteriores a la acción, se descubren valores posteriores en el resultado de la acción y su coherencia con la voluntad de creación, o sea en el que cree en la existencia de Dios.
Por lo tanto, si bien no se puede juzgar el proyecto de otro de acuerdo a una moral objetiva, se le puede juzgar en cuanto a que al elegirse puede fundar su elección en la verdad o el error, y de este modo se puede decir que un hombre es de mala fe cuando funda su elección en el error en si es la excusa en sus determinaciones y acciones. Pero este es un juego lógico, no moral. La mala fe es una mentira, porque esconde la total libertad del compromiso según como lo afirma Sartre.
El único juicio moral posible es el que se deduce de la afirmación de que la libertad no puede tener otro fin que quererse a sí misma o a sí mismo, es una condición lógica al desamparo al que nos referimos, puesto que no hay nada  más allá del hombre, y el hombre se hace en la libertad, su fin debe ser la búsqueda de la libertad y la relación con el hombre y así tener una moral y un humanismo activo.
Al querer la libertad nos damos cuenta de que depende enteramente de la libertad de otros, y que la libertad de otros depende de la nuestra, por lo tanto, al tomar como fin nuestra propia libertad, necesariamente debemos tomar como fin también la libertad de los otros.
El reconocimiento de esto, de que en el hombre no está precedida la existencia por la esencia ni el humanismo con la relación, y de que no puede menos que querer la voluntad propia y de otros, se denomina a esto realidad total, y con ella por la voluntad de la libertad ya mencionada, se puede formular juicios sobre los que tratan de ocultar toda su libertad.
De este modo, se podría llamar cobardes a los que intentan ocultar toda su libertad y cobardes a los que tratan de mostrar que su existencia es necesaria. Así, esta moral de la autenticidad, si bien en su contenido es variable, tiene cierta forma universal y una actitud positiva para el hombre.
El contenido es siempre concreto, y por lo tanto imprevisible, pues en él siempre hay invención. Lo único que tiene importancia es saber si esa invención se hace en nombre de la libertad, pero en el plano de lo concreto, se puede elegir cualquier cosa claro si es en el plano del libre compromiso.
En cuanto a los valores existencialistas, dice Sastre… si se ha suprimido a Dios es necesario que alguien invente los valores, lo que significa que la vida no tiene un sentido prioritario, le corresponde a cada uno darle un sentido, y el valor no es otra cosa que el sentido que se elija y que se inventa.
Finalmente expone su visión de lo que es el humanismo que lo interpreta como una teoría que toma como fin un valor superior. El existencialismo, sin embargo, no tomará jamás al hombre como fin porque está siempre por realizarse.
El sentido en que el existencialismo es humanista está en que entiende que el hombre está continuamente fuera de sí mismo… proyectándose, actuando siempre en la existencia del hombre, por lo cual está en un constante desbordamiento de sí mismo, trascendiendo, pero esta trascendencia es en el mismo universo humano, porque no hay otro. El estar presente constantemente en el universo humano es lo que, en definitiva, es el humanismo existencialista.












BIBLIOGRAFÍA


.Ensayo del existencialismo es un humanismo de Jean Paul Sartre.
https://es.wikipedia.org/wiki/Existencialismo
Microsoft ® Encarta ® 2009. © 1993-2008 Microsoft Corporation. Bibliografía